Querido amor perdido.
Tuve la intención de escribirte, tuve la intención de recordarte hoy como quizá siempre lo hago, pero cada vez que lo hago me duele algo, no es un dolor físico, es el vacío que me hace recordar que jamás pude llenarlo. Recuerdo todas aquellas tardes, noches que tarde contemplándote, guardando cada detalle de tu cuerpo, las arrugas de tus ojos al sonreír, el tono enviciador de tu voz, la forma en la que tus manos se movían al explicar algo importante, la suave textura de tu cabello que se despeinaba entre mis dedos, la textura de tu rostro cuando acariciaba para besarlo y lo tierno y suave de tus labios, así como de tu única forma de besar, tan firme pero a la vez tan delicada… como cuando sostienes una porcelana, a la cual le brindas la suficiente fuerza para no dejarla caer pero la sutileza para no romperla al tacto. Jamás llegaras a comprender las horas que ha pasado mi mente, dibujando y desdibujándote pero sin llegar a borrarte, tu simple nombre aun causa efecto en mí, lucho a diario con tu recuerdo ya que he tenido que ser muy creativa para lidiar con el sin que duela, recordarte evadiendo la parte que me dice que ya no eres tan real, que aquel que imagino a mi lado no eres tu sino lo que pude reconstruir de mis recuerdos… que aunque no eres real, te amo como jamás nadie te podrá amar, eso te lo aseguro. también sé muy bien que la chica que estuvo a tu lado, no es la misma trajinada y un tanto más madura mujer, pero que aún con el amor de una adolescente ya un poco más adulta, sostendré ese te amo hasta que deje de sentirlo.
Se perfectamente que este escrito no está hecho para que lo leas… está hecho para el olvido, para el mismo objetivo que tengo algún día para este amor.
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